el deseo crece y se agiganta,
lo llena todo,
la mesa de comer, el baño, el dormitorio, la entrada de la casa
y por supuesto la despensa,
está por todas partes...
te sientes rodeado, huyes, te persigue,
corres, corre,
te escondes y...
sí, es él, sal de ahí, te ha encontrado
(me paraliza la intensidad de mis deseos, como a g.perec, también yo atraída irremediablemente por las cosas)