sábado, 25 de agosto de 2012

Nadie es una isla, helenofilia, amor y arte, y Blake componiendo una Ilíada sin guerra

Sí, lo confieso. También soy islomaniaca. Como Durrell. De los dos, Lawrence. Y también helenófila. Hubo un tiempo en que lo fui más. Mucho más. Lo recuerdo. Después he buscado el azul incansablemente por todas partes. He llegado a llamarle a gritos en ocasiones y desesperadamente. Y he levantado ruinas. William Blake y otros me ayudaron mucho.

Antes de entrar del todo en la "Prosa inédita de juventud" de Federico García Lorca he leído esto: "Hay muchos hombres que se ríen del amor y del arte. Esos son los que alcanzarán la felicidad en la tierra. Los que tienen corazón de fuego y aman con amor verdadero... esos son los que alcanzan el dolor y la inquietud por el más allá".

Apenas había dejado estas palabras y ya estaba con las hadas que dibujó Blake y en "El sueño de una noche de verano" de Shakespeare. Sonaba Satie. Y un sombrero se volvía loco por una cabeza.


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jueves, 23 de agosto de 2012

Cluny Brown ama la fontanería las 24 horas del día. Cortázar escribe sobre ella. Mi casa está tomada

Ahora soy un cronopio las veinticuatro horas del día. 24 h. Ya no me relaciono con las famas. Me limito a mirar por mi ventana. Espero a que pase la chica de la fábrica de cerillas. Le he dicho que si un día (muchos) está triste cierre los ojos y diga: "Ardillas para las nueces". Ha sido un homenaje a la "Cluny Brown" de Lubitsch, esa chica que amaba la fontanería y no podía (ni quería) evitarlo.

El Moran de "Molloy" tiene algo del Montag de Bradbury y su Farenheit 451. La sombra de Malone le está buscando. Beckett escribe en el aire todo lo que quiere. Pedro Salinas vuelve a decírmelo: El silencio lo permite todo. Ha escrito: "¿No sientes qué alarmado está el mundo, su temblor? Tiene miedo. Sospecha de nosotros". Yo estoy en un sueño de Blake. Me he puesto a secar porque estuve 28 noches con sus días bajo la lluvia. Menos mal que Perec me enseñó a hacer inventario. Mucho antes de que el viento se llevara el tejado de mi casa.

De pronto miro y hay un camino largo como la noche cuando se multiplica e inventa y reinventa oscuridades. Un camino que no se cansa de llamarme a gritos. Como esa voz.

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martes, 7 de agosto de 2012

Cuando pisas el cielo y no estás boca abajo

W.H. Auden me ha dejado la palma de su mano para que apoye la mejilla. No me bastaban las almohadas.
Me ha sonreído de espaldas y ha puesto otra vez las estrellas en el cielo. Ahora están desordenadas.
El mar ha regresado a su sitio y yo he dejado de buscar agua de desierto en desierto.
Después la luna ha salido del armario. He vuelto a distinguir el día de la noche.
Las hojas pusieron rumbo a los bosques. Lo hicieron por el camino por el que va ese niño aún no nacido.
No sé por qué el sol está llorando. Por si acaso he dejado a mis pies sentados al lado de mi sombrero. Pero hay un lápiz que escribe solo y no puede parar.
Un reloj marca cada segundo. No las horas sino los segundos. La prisa salió corriendo antes de que llegara el silencio.
El tren pasa cuando nadie le espera. Él lo sabe pero sigue pasando. Hay cuatro estaciones.
Ya nadie vendía brújulas. Vino un hombre y compró cada una y hasta la última.
Esperé ese momento preci(o)so para perderme.


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sábado, 4 de agosto de 2012

Una mujer está sentada y se mira y no hay espejo


Egon Schiele. El hombre y su angustia. Un expresionista (austriaco).

Cruzas la calle, le miras y ves a Molloy diciendo: "Maté al Egeo, sediento de luz y calor, el Egeo se mató hace tiempo dentro de mí. Las sombras pálidas de los días lluviosos respondían mejor a mi temperamento, no, me expreso mal, a mi humor, tampoco, no tenía temperamento ni humor, hace tiempo que los perdí".

O algo así.

(Desde octubre y hasta enero en el Guggenheim de Bilbao. Schiele. Molloy sigue en su ventana).

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jueves, 2 de agosto de 2012

Cuando la ficción sabe que es realidad y juega a ser ficción o un Robinson llamado Alexander


La hemos leído como "Robinson Crusoe".  Pero Daniel Defoe la tituló: "La vida e increíbles aventuras de Robinson Crusoe, de York, marinero, quien vivió ocho y veinte años completamente solo en una isla deshabitada en las Costas de América, cerca de la Desembocadura del Gran Río Orinoco. Habiendo sido arrastrado a la orilla tras un Naufragio, en el cual todos los Hombres murieron menos él. Con una Explicación de cómo al final fue insólitamente liberado por Piratas. Escrito por él mismo". Así apareció en su primera edición en 1719 y en Londres.

Cómo no recordarlo después de ver la cara del náufrago ¿real? La de Alexander Selkirk, un marinero que fue abandonado en una isla deshabitada de las costas chilenas donde sobrevivió más de cuatro años. Y sin Viernes. El que le sirvió la historia en bandeja plateada a Defoe. Estaba allí, en Lower Largo, en el Reino de Fife, su pueblo (de pescadores) natal. En la Escocia que se asoma al Mar de Norte.

Yo también he sido Robinson.

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miércoles, 1 de agosto de 2012

He soñado que Stevenson me dejaba sus botas, WS su ajedrez y Conan Doyle me presentaba al padre de Peter Pan

¿Qué hacía yo a la búsqueda de Stevenson y sin barco? ¿Qué hacía tras los pasos de Conan Doyle y sin misterio? ¿Qué hacía siguiendo a Walter Scott sin apenas historia?

¿Qué hacía si aquello no eran las páginas de un libro? A la sombra de Mr Hyde, al amparo de un pirata bueno, cabalgando junto a la sombra de Rob Roy...


(desde donde no se vuelve)

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