Aquiles está sentado por fin junto a la tortuga y no le importa la gloria
Bach se ha despertado esta mañana a escuchar el canto alborotado de los pájaros. Ha visto al mundo herido y lo ha querido curar a su manera. Te he dicho que no van las tortugas a aligerar su paso porque tengamos prisa. Somos nosotros los que tendremos que decirles a nuestros pies que aprendan de las caricias de nuestras manos. Aprendimos demasiado pronto que la vida en serio y por eso, contra los pronósticos y los poetas, hemos querido abrazarlo todo abrazándonos sin saber que eso ya era suficiente.
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