las casas de cuento no sólo están en los cuentos
hay casas que parecen de cuento, atravesadas como están por barras de ¿chocolate? por eso no no nos atrevimos a llamar a la puerta. si nosotros éramos hansel y gretel, ¿quería decir eso que dentro estaba la bruja? entonces nos adentramos en el bosque, un bosque húmedo, habitado por unos duendecillos inquietos que no paraban de saltar a nuestro alrededor y que finalmente nos siguieron hasta lo alto de aquel castillo roto. el viento furioso soplaba. y aunque no podíamos comprender su furia, optamos por refugiarnos entre piedras centenarias, mientras el río amenazaba con desbordarse. los duendes de nombre propio se llenaron las calzas de barro y con las manos y los pies sucios buscaron el mejor camino de regreso, el que nos llevó al teatro y a la música en un país del norte que sí sale en el mapa. porque ni todo lo que existe está escrito ni todos los caminos son conocidos.
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