jueves, 6 de septiembre de 2012

No es verdad que los ríos cuando llegan al mar mueren

He cruzado un puente por debajo.
He atravesado sus ojos. Sin sangre ni dolor.
Andando con las manos he llegado hasta el mar.
Antes, el mar había intentado venir hasta mi orilla.
Pero no ha podido encontrarme.
De niño aprendí a esconderme.
Lo mismo en el silencio que detrás de una hoja.
O dentro de la noche cuando aún es de día.
Ahora, he ido yo a buscarle, yo mismo.
Y he sido un río ya en la desembocadura.

Puedo decirlo. Soy un río en el mar. Y no estoy muerto.

(Jorge Manrique mira hacia otro lado. Los siglos se confunden. Del ajedrez ya solo queda el tablero)

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