jueves, 23 de agosto de 2012

Cluny Brown ama la fontanería las 24 horas del día. Cortázar escribe sobre ella. Mi casa está tomada

Ahora soy un cronopio las veinticuatro horas del día. 24 h. Ya no me relaciono con las famas. Me limito a mirar por mi ventana. Espero a que pase la chica de la fábrica de cerillas. Le he dicho que si un día (muchos) está triste cierre los ojos y diga: "Ardillas para las nueces". Ha sido un homenaje a la "Cluny Brown" de Lubitsch, esa chica que amaba la fontanería y no podía (ni quería) evitarlo.

El Moran de "Molloy" tiene algo del Montag de Bradbury y su Farenheit 451. La sombra de Malone le está buscando. Beckett escribe en el aire todo lo que quiere. Pedro Salinas vuelve a decírmelo: El silencio lo permite todo. Ha escrito: "¿No sientes qué alarmado está el mundo, su temblor? Tiene miedo. Sospecha de nosotros". Yo estoy en un sueño de Blake. Me he puesto a secar porque estuve 28 noches con sus días bajo la lluvia. Menos mal que Perec me enseñó a hacer inventario. Mucho antes de que el viento se llevara el tejado de mi casa.

De pronto miro y hay un camino largo como la noche cuando se multiplica e inventa y reinventa oscuridades. Un camino que no se cansa de llamarme a gritos. Como esa voz.

Etiquetas: , , , , , , , , , , , , , ,

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio