miércoles, 13 de marzo de 2013

Ni papa en mi iglesia ni dioses en mi cielo.

No hay papa en mi iglesia. Ni dioses en mi cielo.

Es mi ternura la que resucita al tercer día.
Porque también mi ternura tuvo su crucifixión.
Se abrieron las nubes y el cosmos se desordenó y escupió un llanto seco.
Una sola gota cayó sobre mi frente.

Fui yo quien creó este mundo que ves. Aún no he descansado.
A ti. A ti te hice de papel con el barro de mi semejanza.
Te arrojé al interior del jardín de este edén.
Ahora estás mordiendo las manzanas.

El hombre sin látigo insiste.
Un caballo que galopa por una pampa estremecida.

Nadie será expulsado nunca más de un templo.

Mi cuerpo se ha tendido en forma de cruz.
Se está multiplicando el pan de los hambrientos. No hay banquete sin vino.

Reza por mí tu plegaria. Que estoy ardiendo.
Soy un aleluya y una llama.

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