martes, 15 de agosto de 2017

Lorca se asoma al fin por un edificio sin ventanas

Recuerdo la última vez que me medí con el fuego.
El tiempo atrás de los vuelos de ángel.
La vez aquella que empecé por el principio.
"Si el hombre pudiera decir lo que ama".
Lamerse las heridas mientras cabalga por el bosque
llamando por fin a los árboles por su nombre.
Si pudiera dejar de reírse para escuchar el último grito del niño en el puente.
Si se guardara su sombra en el bolsillo para ir corriendo en busca de la luz.
Si el hombre pudiera llegar hasta su raíz y volver a beber de su propia agua.
Volver a dar un trago de las palmas de sus manos.
Si alguna vez una sonrisa hubiera valido para emprender el vuelo.
No recuerdo cuándo mi tronco empezó a echar ramas ni cuando las ramas se llenaron de flores.
Por qué el ocaso insiste en quitarle al sol su oriente.
Por qué no hay una niña ya que vaya a la fragua con su polisón de nardos.
Por qué hemos confundido los olores y hemos dejado marcharse a aquel jazmín, por qué la alondra llega ahora para trastocar las voces y los cantos.
Qué queda de la mujer desnuda que muestra al mundo su dolor mientras el mundo agoniza.
Cuándo fue la última vez que vino la caricia y se llevó la violencia cabalgando sobre la ráfaga de una pluma.
No dejaré de contar el tiempo que tarda una hoja en caer ni de sacarle su jugo a este limón.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio