miércoles, 11 de abril de 2012

Cuando uno (alguno) se siente "poco hecho para vivir"

Hoy he pasado por la misma calle catorce veces. La he andado siete y desandado otras siete. Hasta que me he aprendido de memoria los letreros de los bares, de las peluquerías, los números, los objetos y las caras de los transeúntes. Después, me he sentado en un banco y he estado observando a la gente que entraba en un mismo portal y lo he hecho hasta que ha caído la noche. Cuando ha oscurecido, he cambiado mi ocupación -no soy como Bartleby- y me he puesto a imaginar lo que pasaría en aquel edificio de los años veinte del pasado siglo. Los vecinos se han dado cuenta y han salido a sus ventanas y a sus balcones y han empezado a increparme y a decirme que quién era yo para mirar así. Yo no llevaba reloj pero el tiempo no lo sabe. Y me he tenido que marchar sin querer, y entonces, he ido hasta donde me han llevado mis huellas. Hasta una cama. He llegado a la cama de mi pequeño apartamento, donde nunca estuvo Raskolnikov, y me he tumbado en ella.

Antes, era el hombre que sueña. Pero ahora quiero ser un hombre que duerme, también yo. el hombre que solo duerme.

Gregorio Samsa, que ha tenido un sueño tranquilo, me mira fijamente con los ojos desorbitados de George Perec

Etiquetas: , , , , , , ,

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio