martes, 19 de marzo de 2013

Albert Camus está en el medio (pero deja pasar)

No puedo escribir. Ahora que tengo lápices con filo. Y que las plumas han cedido su vuelo a la sangre.
En el momento este sin apocalipsis en el que hasta los jinetes se han quedado sin caballo.

No hay tregua para el hombre maldito que sabe que todo mar tiene su tempestad y todo dolor su caricia.
Para el no necio que crece al amparo de su incertidumbre y choca contra los muros antes de que los muros sean levantados.

Qué va a ser del poeta cuando eleve su voz si ya no hay silencio.
Qué de la boca expuesta para el beso si el beso no saldrá de su casa antes de hoy.
Qué haremos cuando llegue el frío y el fuego se haya cansado de calentar el hielo.

Leeremos entonces el verso del profeta que leyó en nuestros ojos la palabra esperanza.



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