miércoles, 3 de abril de 2013

Vamos a contar mentiras (de verdad)

Dijiste: Hay mentiras de verdad.

Y ya no pude parar de mentir.

Fue entonces cuando te dije: Engañémonos a nosotros mismos. Contemos mentiras. Todas las mentiras. Que las mentiras se cuelen por las rendijas de nuestras casas y se dispersen por nuestros campos.

Pensé:

Haya mentiras suficientes para los dueños de la verdad higiénica. Esos quebrantahuesos que no saben volar a los cielos ni poner los pies en la tierra. Que nunca oirán el llanto de la bandada, ni el crujir del que se quedó atrás y solo. Pobre. Pensaba que llegaría la primavera. Otra vez.

Vamos a contar mentiras. Tralalá. Porque las mentiras son verdaderas.
Quiero creer de verdad en tus mentiras. En tus mentiras sin piedad. Dime que sobra pan y que los peces siguen multiplicándose.

Miénteme y dime que no es verdad lo que pasa. Muéstrame la verdad de las mentiras.

(Chejov me invita a dejar caer gota a gota al esclavo que llevamos dentro. Yo dibujo mi libertad con ceras de colores y construyo un barco de papel en este astillero. Estoy leyendo mi vida desde el interior de uno de sus cuentos. Del ruso que nunca se cruzó con Dostoievski)

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