lunes, 21 de octubre de 2013

Hay un poeta que quiere ser acróbata del mar y es un alcatraz


Se están bañando unas manos desnudas en el río. El agua atrae a los caracoles.
Los calendarios se multiplican en los páramos.
Los años han preferido amasar su pan de ángel sobre las ruedas de un molino.
Algunos rostros desgranan su frenesí de manzana bajo la timidez de las alfombras.
El mar deshoja su esqueleto cuando la marea se mesa los tobillos.
Aman los ángeles los vestidos de raso que ciñen el deseo de los cuerpos.
Las playas se han llenado de amaneceres que no ignoran cómo se cuenta la arena.

Voy a soplar tu viento sobre las margaritas y a dejar que los barcos se vayan mientras tanto.
Para que no olvides prender esta cerilla en el hilo de la vela.
Y abras paso a la caída de la miel en la lucerna y suceda el vuelo elíptico de la abeja.

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