viernes, 11 de octubre de 2013

Aurora Bernárdez traducía el "Calígula" de Camus cuando aún no había conocido a Cortázar

Calígula: Si supieras contar sabrías que la menor guerra emprendida por un tirano razonable os costaría mil veces más caro que los caprichos de mi fantasía.

Escipión. ¿Qué importa si nos cuesta tan caro como si lo fueras?

Calígula: Nadie comprende al destino y por eso me erigí en destino. He adoptado el rostro estúpido e incomprensible de los dioses. Eso es lo que tus compañeros de hace un momento han aprendido a adorar.

Escipión. Y ésa es la blasfemia, Cayo.

Calígula. ¡No, Escipión, es arte dramático! El error de todos esos hombres reside en no creer bastante en el teatro. Si no fuera por eso, sabrían que a todo hombre le está permitido representar las tragedias celestiales y convertirse en dios. Basta endurecer el corazón.

(Escena II, Acto III, Calígula, de Albert Camus. Estrenada en el Teatro Hébertot de París en 1945. Traducción de Aurora Bernárdez)

Nota: Aurora Bernárdez no era la Maga. Aunque lo parecía.

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