viernes, 25 de octubre de 2013

Mahmud Darwish canta su canción a todos los vientos en la noche de Ramala.

¡Atención!
Dice Camus que el hombre está hecho de la leña con la que arde la hoguera.
Mis manos, míralas, están encaramadas a esa pared.
Dijiste: Cuando presientas el fin del mundo, todo estará empezando.
Será la sangre la que te hable al oído. La sangre y el dolor, y este ramo de laurel.
Habrá que dejar al corazón que pelee.
Y temer a los dánaos que regalan libros porque muchos abren la piel por la herida.

Estás huyendo equivocadamente de la Nada.

Atiende a la sombra que te persigue y no digas: "¡Que cese!"
¿Para qué envalentonarse? ¿Para qué? ¿Para qué armarse hasta los dientes?
Dejemos al cielo que haga su trabajo.

El hombre que dosifica su desprecio ha ganado tiempo.
Al final, será el mar quien nos limpie el barro. Y la sal la que abra algún camino.


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