domingo, 15 de abril de 2012

Girando con un movimiento de rotación y otro de traslación


Apuntarse a la órbita casi redonda de Venus,
dar vueltas un día cualquiera,
trazar circunferencias con los lápices de William Blake
(dios se llama elohim pero no hay mayúsculas),
dibujar círculos concéntricos hasta ser el tronco de ese árbol,
la casa-árbol de "el arpa de hierba" de Truman Capote,
que sirvió para la huida y fue refugio,

viajar al centro de esta tierra y cualquier otra
en la imaginación nave del Julio Verne niño,
un niño sentado frente a un muelle,
llamar a Brecht y preguntarle, suyo es "el círculo de tiza caucasiano",
o leer a Octavio Paz y su "piedra de sol",
que unió el final con el principio,

y pararse en pleno movimiento cuando dice:

"Mejor el crimen,
los amantes suicidas, el incesto
de los hermanos como dos espejos
enamorados de su semejanza,
mejor comer el pan envenenado,
el adulterio en lechos de ceniza,
los amores feroces, el delirio,
su yedra ponzoñosa, el sodomita
que lleva por clavel en la solapa
un gargajo, mejor ser lapidado
en las plazas que dar vuelta a la noria
que exprime la substancia de la vida,
cambia la eternidad en horas huecas,
los minutos en cárceles,
el tiempo en monedas de cobre y mierda abstracta;"

mejor llegar hasta el final, verso 584, y estar
extrañamente dentro del calendario azteca


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