Bretón se baña en el mar pero no ha salido de su casa, Apollinaire estornuda y agita el poema
André Breton anda estos días distraído. Está mirando cómo me alzo con mi corazón a lo alto de la catarata. Pero lo que ve no es una crónica. Es simplemente lo que ve. Porque es la catarata la que está subiendo al vértice geodésico de un corazón. Un caracol pasa. Quiere que le sigamos. Paul Eluard y Nadja nos esperan en esa esquina doblada por dos. No hay prisa. Solo un rastro de agua entre las columnas. Apollinaire compone su artegrafía.
_Sé siempre el mascarón de proa. Y suma mis oídos a los tuyos. Para cuando canten las sirenas.
_Sé siempre el mascarón de proa. Y suma mis oídos a los tuyos. Para cuando canten las sirenas.
Etiquetas: andré breton, Apollinaire, Nadja, Paul Eluard
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio