viernes, 7 de marzo de 2014

Se nos están muriendo los poetas a uno por día

Mientras escribía se le iba llenando el corazón de barro.
Atendía su memoria paciente las preguntas de los muertos.
La locura se iba echando hacia sus lados.
Y aparecía el último de los Panero como un Moisés con las tablas de su ley.
Alimentando su resurrección con caracolas.
Como el fauno feliz alborotando la arboleda sagrada, bebiéndose sus copas.
Como el mayor de los ilusos protegido con el mejor de los sombreros.
Le abrigaba una bata de sal y arañaba su gruesa piel a la intemperie.
Estaba llamando al mar.
Y entonces las moscas le confundían con un panal. Se arremolinaban a su lado.
Pobre la miel que cae sobre los labios. Que no sabe de esa voz que quemó a fuego la garganta.
Se nos están muriendo los poetas, hasta los poetas muertos.
No nos damos cuenta y se están muriendo en nuestros brazos.




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1 comentarios:

Anonymous pijama ha dicho...

"Mientras haya vida habrá poesía."
Mientras unos mueren otros nacen y algunos hasta resucitan.
Abracemos la vida para amamantar a los poetas nonatos,a los que ya han nacido y a los que nunca morirán.

8 de marzo de 2014, 5:48  

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