sábado, 15 de febrero de 2014

No solo los ríos desembocan en el mar

Hay playas donde la arena es del color del vino derramado.
Y donde las piedras son negras como el carbón que conoció el fuego.
Hay playas donde el hombre que ha sido lava resurge de sus cenizas de arroyos encendidos, aun sin ser ave.
Y donde la espuma nace de las manos de la diosa y nunca deja de crecer.

En estas playas no son las gaviotas las que se bañan fuera de temporada.
Sin ir más lejos, ella, que era de agua, ardía en el volcán, mientras la gota de su cáliz horadaba la roca.
Atravesó la tierra por sus oscuridades porque había visto una pequeña luz en algún altar.
Se acordó de Leandro, y lloró sobre su mismo hombro.
(Los niños leían la Biblia todas las mañanas antes de jugar).

No he dejado de cavar en este mismo lugar porque quiero llegar exactamente aquí.
Hay playas que son besadas por un mar donde los barcos navegan por primera vez.

lunes, 10 de febrero de 2014

Hay lugares a los que no se puede ir (solo volver)

Padre, ábrame la puerta.
La melena había crecido tanto sobre sus hombros. La lluvia se había confundido con las lágrimas.
Ábrame padre, que tengo frío.
Las palabras empezaban a amontonarse por los rincones.
Se le estaban cayendo las hojas de los brazos y la luz podía entrar abiertamente entre sus ramas.
(El tren aquel tendría que ir por sus raíles, arrastrándose por su catenaria, como el río hasta sus orillas).
Deje usted ladrar a los perros, padre. Que ladren en las esquinas su tormento. No les haga callar. No imponga el silencio ahora que ha caído la noche sobre los huéspedes.
(El hombre es mendigo de sí mismo, está abriendo su mano para pedir lo que tiene)
¿No lo ve, padre, que dice adiós al barco en el que él mismo viaja? ¿No ve que está soñando su realidad y que duerme con los ojos abiertos?